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Una de Ciencia

Hoy he vuelto a ver la película «Contact» de 1997. Que lejos de tratar la existencia de otros seres en el universo, más bien se plantea la naturaleza de nuestras creencias, de nuestras certezas, y de nuestra fe.
Y digo fe porque tener la convicción de que la ciencia da respuesta a todo y de forma inequívoca, también es una forma de fe. Se podría decir que la ciencia es la nueva religión. Sin ánimo de ofender.

Ni que decir tiene que la ciencia, el método científico, son en sí mismo la más acertada forma de acceder a la realidad que nos rodea. Pero un verdadero científico entiende que de las más inescrutables certezas, hay que dudar. Porque sabíamos que la tierra era plana. Sabíamos que el hombre no podía volar. Sabíamos que el sol era un Dios y la tierra el centro del universo. Si alguien no hubiera dudado de ello lo seguiríamos sabiendo. Y es que un verdadero científico siempre duda.

No hay persona más equivocada que aquella que está absolutamente convencida de algo. Pero el que duda acertará. Y lo hará porque la duda es curiosa. La duda es inquieta. La duda te motiva para observar. Para seguir investigando. Por lo que podríamos pensar que un verdadero científico duda de la ciencia. O mejor dicho, de aquello que científicamente ya demostramos como absoluto y cierto.


¿Hasta qué punto es esto incompatible con la magia? Digo bien. La magia. Aquello que nuestros ojos no pueden creer pero nos fascina. Y sabemos que no es real. Sabemos que no puede ser real. Que es solo un truco. Entonces, porque nos gusta tanto.

A poco que observes, que investigues, hayas la trampa. Ves el truco. El problema cuando ves el truco es que la magia muere. Ya sólo ves la mentira. Por más que lo desees ya no te sorprende y no puedes dejar de ver el engaño. Pero durante el tiempo en que no sabías el qué de ese truco, estabas fascinado. Feliz. Absorto. Porque incluso sabiendo que no podía ser real era maravilloso. Incluso mientras hallabas el truco estabas disfrutándolo.

Todo esto se relaciona directamente con la forma que tenemos que percibir la realidad. El entorno. De nuestro propio criterio nace esa percepción pero, ¿Hasta qué punto necesitamos aferrarnos a determinadas certezas para percibir esa realidad y por qué?

Al final de la película, la escéptica científica Jodie Foster, no puede demostrar el viaje que ha realizado. Ni tan siquiera puede explicarlo. Pero sabe que es real. A pesar de entender que si estuviera en lugar de los miembros del tribunal que escuchan su historia tampoco se creería. Pero ella sabe que es real. Lo que entendemos como certezas tienen una base empírica basada en la demostración sistemática de un echo. Pero la naturaleza de nuestra esencia animal, plagado de química emocional, la lleva a aferrarse a aquello que siente como cierto, y no puede evitar saber que es real aquello en lo que cree. Y eso, también es fe. Y no por eso menos real.


El gran amor de mi vida

Desde que he podido sentir he querido enamorarme. Siempre he intuido que necesitaba sentirme amada para estar completa. Soy así de antigua, que le vamos a hacer.

No siempre lo he experimentado tal cual, pero en el fondo siempre lo he anhelado. Al crecer y madurar, detecté que era una necesidad real, y que debía hacer algo para encontrarlo. Busqué, me equivoqué, me volví a equivocar, y finalmente acerté. ¡Qué suerte he tenido en esta vida con las segundas oportunidades , madre mía! Y ahora, al muy poco de encontrar a mi gran suerte, me faltan dos manos y un pie. Ando coja y torpe. Incompleta. Y al pensar por qué me pasa esto ahora que ya lo tengo todo, pienso en ellos. Y cada vez que me separo de su lado lloro como la chiquilla que se separa de su amado tras un fin de semana romántico, mas con la tristeza de saber que esto es lo que me espera de ahora en adelante. Separarme de ellos. Y echándolos de menos, y faltándome el aliento, descubro que aquello que siempre anhelé, siempre lo tuve. Porque, lo entendáis o no (me da igual) ellos son el gran amor de mi vida. Mis hermanos.


¿Tengo una vida o uso redes sociales?

Adicta al uso de ciertas redes sociales,  entiendo a mi alrededor a defensores y detractores, al igual que a meros usuarios que se dejan llevar por la corriente.

Por un lado los defensores defienden el uso de estas tecnologías como forma de comunicación y de interacción social, de forma inmediata e interactiva. Supone un recurso rápido y barato para cuestiones laborales y de ocio.

Por el otro los detractores advierten la barbarie que supone pasarse el día mirando una pantalla en lugar de interactuar con el medio físico real. Además de otras cuestiones como el egocentrismo consentido del fenómeno «selfie» y la grtuitidad con la que regalamos nuestra intimidad en forma de post, tuits, imágenes, etc.

Ambas realidades, tan ciertas como aparentemente incompatibles, resultan las dos caras de una misma moneda. Y ambas son realmente tan importantes y compatibles que no creo que realmente supongan una dualidad. Mi reflexión versa sobre el cómo y no el qué.

No son las redes sociales en sí el problema, como no lo es nada en esta vida. (No es el alcohol, es cúanto alcohol tomamos o de qué forma accedemos a él). De la misma manera el uso de redes sociales se mide en términos de cantidad, contenido, intensidad, frecuencia y usos. Delimitar qué consideramos excesivo o suficiente es una cuestión de criterio y sentido común, poco extendido comúnmente, y adquirir ese criterio a través de la práctica sería el objetivo.

Personalmente me he valido de estas redes para captar clientes y contactos profesionales, compartir información de interés, crear y difundir eventos, adquirir recursos profesionales. Esto en el ámbito profesional. En el personal he compartido mis experiencias y viajes, actividades con mis amistades, he contactado con personas de muy lejos y he retomado viejas amistades. Comparto en parte quién soy y descubro qué hay de la vida de otros a los que aprecio. Las redes sociales son un todo.

Sin embargo me he topado con otras situaciones que ensucian este buen hacer en la red. Como quién usa estos medios para cotillear o malear. Las redes sociales no son un fin en sí mismo, sino un medio, y es por esto que debemos adquirir este sentido crítico del que hablaba. Pues quién es intolerante o pernicioso lo es en cualquier medio. Cuidado con qué compartimos pues nunca sabremos quién puede estar mirando (Sobretodo en temas tan delicados como menores de edad).

Hace poco descubrí que las mujeres dedican una escandalosa media de cinco horas semanales en hacer fotos de sí mismas. (En esta estadística hay que contar con las ancianas, niñas, personas sin movil, y otras que no dedican esta ridicula cifra a ellas mismas, por lo que hay muuuuchas de ellas que le dedican bastante más) Excesivo en cualquier caso. ¿Dedicamos tanto tiempo a nuestra propia imagen en RRSS?Da que pensar.

Articulos de interés:

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Aulas creativas ¿Qué son?

¿Sabes qué es una aula creativa? Los Finlandeses lo saben

Aulas Creativas en Finlandia – Autor/a: Equipo Aulas Creativas – 24 jun 2013

Hoy vamos a viajar hacia el norte para aterrizar en las aulas finlandesas. ¿Por qué? Pues porque el sistema educativo finlandés nos despierta, para empezar, una inmensa curiosidad y también, una admiración más que justificada: desde hace ya una docena de años, Finlandia se mantiene líder en educación por encima del resto de países de Europa… [lees más…]


5 ejercicios anti-estrés

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5 ejercicios sencillos anti estrés cortesía de la Bio Guía (Lucila Benito 27 dic 2014)

http://www.labioguia.com/5-ejercicios-sencillos-para-liberar-el-estres-de-fin-de-ano/


Reciclando

El reciclaje está de moda. Yo me intento reciclar con cada reto profesional. Como define mi compañera de profesión, desaprendiendo para volver a aprender.

Esta lección la aprendí en mis prácticas de magisterio en el CEIP Los Cármenes de Granada, de la mano de la deliciosa maestra de educación infantil África. Cada nuevo curso tiraba todos los paneles, carteles y actividades, y comenzaba de nuevo con sus nuevos niños porque cada grupo es un nuevo comienzo y el trabajo se ha de hacer con ellos, se ha de crear cada vez, se adapta a cada momento, alumno y situación.

Esta lección se me marcó bastante, pues pensaba que, tras años de profesión, tienes tu material y método establecido y sólo has de repetir cada año lo ya hecho, sin complicarte demasiado.

Me equivocaba, claro.

Y estoy en ese momento en que me debo reciclar cada nueva sesión, cada nuevo crío y contenido. Tirando hacia arriba con esa vocación que me ha llevado siempre donde debía, y más alto cada vez.

Porque lo que se queda quieto, hierático y no cambia, decía Nietzsche que no tiene vida. Aquello que no evoluciona está muerto, porque la vida se adapta. Me reciclo para vivir la educación, que más que una profesión es una pasión. Una forma de vida.


Jornada de reflexión

En estas Jornadas de reflexión, que nos debe dar por pensar, yo siempre vuelvo a mis orígenes. En ellos me topo con certezas y dudas, pero ambos se impregnan siempre de aroma a miedo.

Miedo por repetir los errores que en mi familia se cometieron, que en ocasiones aun se cometen, y que inevitablemente me condicionan en mis decisiones y en mi vida.

En este momento me precipito hacia el cambio. Un paso importante, no especialmente trascendente, pero que supone el principio de una nueva vida adulta y que, sin duda, me llevará a la siguiente etapa en mi vida, con mi pareja. Es el principio de una vida en común, el inicio de lo que algún día será nuestro matrimonio, nuestra familia.

El miedo aparece en esta última parte. En la proyección del pensamiento hacia el futuro. Por aquello de los errores que ya comenté.

Las cosas que uno necesita para no repetir muchas veces es no pensar. Si caminas por el borde mirando hacia el fondo, parece que te precipitar hacia él, marea y acabas cayendo. Si controlas cada paso, sólo te miras los pies.  Además de esto, reflexiono sobre el echo de que mis referentes realmente no son estos. No se basan en miedo. Al revés, se basan en la comodidad. En hacer que uno desee estar de donde es. Suavemente. Con él único peso de hacerte responsable de la parte que te toca por estar ahí.

Si pienso en lo bueno que hicieron de mí, creo que entiendo el punto donde deben acabar los miedos. Que es el arranque de esta nueva vida.

Y todo pesa menos.


Ponencia: Curso Alternativas en la búsqueda de empleo

El grupo de compañeros de la Junior Empresa MotivaWork realizaron este Curso de alternativas en la búsqueda de empleo. Allí tuve la suerte de participar hablando de mi experiencia en la constitución de la Asociación ACUELE Ciudad de Granada (Asociación Cultural de español para extranjeros) y mi paso por ella desde su creación en 2011.

Junto a mí José Antonio de Aldeas Infantiles SOS y Julia y Álvaro de AIESEC. Fue un orgullo que me sentaran al lado de estas entidades, que funcionan a nivel internacional, y de forma ejemplar, debo añadir.

Esta fue una de mis últimas aportaciones para ACUELE Ciudad de Granada como Presidenta.

Gracias a Jose Antonio, Nabila y Elena.

LINK http://youtu.be/9tV9P8763m8